Consolidado el descubrimiento del nuevo Mundo una de las tareas de gran trascendencia para los conquistadores y especialmente para la iglesia católica era convertir al cristianismo a millones de pobladores de una extensa región que abarcaba de México a la América del Sur.
En la zona meridional que comprendía el imperio quechua, según el investigador Miguel Albornoz. Los habitantes ascendían a nueve millones. "El indígena -se afirma- entonaba melodiosas salmodias en la quena arrancándole ecos de angustia suprema y barbara que era el fiel trasunto de los sentimientos de su espíritu en un piélago de incomprensibles aberraciones".
En esa realidad, empero, hallabase la expresión de su paisaje, de su cultura, de su ser sencillo. desprendido, comunitario y de su culto al sol y la luna, sus dioses ancestrales.
En 1583 se efectúa en la capital virreinal del Perú
el III Concilio Limense. Los prelados, entre otros aspectos recomiendan:
"atraer a esta nación de indios con la mayor perfección y
lustre que puedan, para lo cual se recurre al arte, a una urbanización
que comprenda las plazas, las iglesias, los conjuntos conventuales dando
la impresión de autenticas ciudades - santuarios".
A fines del siglo XVI el jesuita Diego de Bracamonte, escribía al general de su orden sobre los esfuerzos de evangelización: "lo mucho que pueden para los indios las cosas exteriores y en especial las pinturas, de suerte que mediante ellas cobran estima y hacen concepto de las espirituales".
La iglesia católica trabaja con tesón, sin descuidar
detalle alguno.
En 1690, el franciscano José de Carabantes reiteraba: "San
Pablo dijo que la fe ha de entrar por el oído, y, por lo que tengo
de experiencia de indios y negros, añado yo que les ha de entrar
también a estos por los ojos y las manos. Por los ojos, viendo buen
ejemplo y cordial amor en los misionarios para con ellos. y en las iglesias
ornamentos curiosos y pinturas devotas y vistosas..."
Las anteriores referencias llevan a comprender que el arte pictórico constituía un elemento importante en la evangelización de las tierras descubiertas por Cristóbal Colón en 1492.
Potosi, por la inagotable riqueza de plata de su Cerro Rico, estaba
llamado a constituirse en un centro dinámico de arte donde la expresión
parece más enfática y fuerte con una tipología universal.
pero ante todo regional e indiana.