PLATERIA
 
 
Sopera de plata
   
Sopera de Plata , siglo XVIII
  
 
 
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La sorprendente riqueza de plata del Cerro Rico originó un inesperado movimiento minero en estas sierras altas de los Andes.  

La montaña se convirtió muy pronto en una población populosa y cosmopolita. Indígenas, españoles y negros no se apartaban de la atracción del metal precioso.  

La plata creo un ambiente de vida intensa y ostentosa. dando lugar también a actividades científicas, literarias y artísticas y desde luego surgió una original y creciente platería concentrándose los más renombrados orfebres abundando los talleres de trabajo y enseñanza desde el siglo XVI.  

Las razones son evidentes. Del enorme trabajo tanto en las minas como en las casas de amonedación nació el labrado de objetos con el valioso metal.  

Por ello, al visitar el Museo de la Casa de Moneda se recoge una sensación importante de la sala de platería. Se evoca como el metal nativo era transformado hábil y delicadamente en hermosos objetos que vencen el tiempo como reliquias y testimonio de lujo, fe y hasta de despilfarro. 

 
Pututu de plata
   
Pututu de plata, siglo XIX
  
 
 
 
 
 
 
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En esta sección se distinguen tres clases de objetos; los de uso litúrgico, los de menesteres domésticos y de uso personal.  

Entre los trabajos destinados para el hogar hay que citar soperas, jarras y jarrones, fuentes y primorosas salseras, cucharas, cucharillas, floreros y pequeños vasos que llevan el nombre de tembladeras en el lenguaje corriente, y un candelabro de plata labrada de cuatro luces.  

E1 trabajo artístico es de alta calidad y que decir de los objetos de uso personal que las damas de la época lucían como las bellísimas escarcelas en filigrana finamente tejidas. Luego delicados broches, hebillas. espuelas y cigarreras. Un traje de danzarín repujado en plata con detalles finos que consta de veinte piezas que se remonta a 1750 es otra joya de la platería de siglos de esplendor que protagonizó la Villa Imperial.  

En lo litúrgico, se distinguen acabados incensarios con figures de auquenidos y toritos, un atril bíblico labrado, una gran cruz de uso en procesiones, otra con un Cristo trabajado en maguey.  

Llama la atención del mismo modo un gran pututu republicano de plata con alma de cuerno de toro y una montura enchapada en plata. Son joyas de inapreciable valor. E1 lujo y el derroche de siglos pasados se evocan en la platería potosina que alcanzó la fama mundial.  

Esta sala, podría decirse que es la caja de resonancia del caudal argentifero que produció el Cerro Rico durante tres siglos.